Predeterminados humanos.

A simple vista este chico puede aparentar ser un chico bueno que se interesa por los demás, pero cuando lo conoces verdaderamente te das cuentas que no es así. Cuando decide algo lo hace y no da marcha atrás, sabe lo que quiere, no es de aquellos que veras dudando o dando vueltas antes de decirte algo. Apenas tiene amigos, no confía en las personas que recién conoce. Se le puede considerar el típico chico malo. Independiente, rebelde, desafiante, rodeado de gente y egocéntrico. Siempre está rodeado de chicas, no le faltan cuando las necesita. Aun así, él sólo las quieres para usarlas y tirarlas, sin llegar a nada serio con ellas. Odia a la gente falsa y cotilla, pues si él no se mete en la vida de nadie, los demás tampoco tienen derecho a meterse en la suya. Siempre se cree mejor que el resto, ya sea por una cosa o por la otra, tenga sentido o no; es imposible contradecirle ya que no deja oportunidad a ello, las cosas son como el dicen sí o sí. Verle enfadado, irritado o inconforme no es algo extraño.

Dos facetas, dos personalidades, dos caras. No es bipolar, ni mucho menos, pero sabe cuando debe ser de una forma y cuando otra. Delante de sus padres siempre es la niña perfecta, educada, amable y gentil aunque, otra parte aguarda en su interior para salir, la chica rebelde que trata de encontrar su hueco en el mundo, la que dice que no le importan los demás aunque no sea así. La que trata de convertirse en otra cosa. Las palabras ciertamente no son su don, hacer amigos no es algo que le cueste pero, siempre espera a que sea otra persona la que venga a saludarla. Una chica sencilla. No le importa ni el dinero, ni la ropa ni nada; es capaz de vivir perfectamente sin ninguna de esas cosas. Solidaria, ella siempre preferirá ir descalza antes que ver a un niño pequeño sin llevarse nada a la boca, antepone a los demás siempre.